La formulación estratégica
La adopción de una estrategia por parte de una empresa no deja de ser, siempre una decisión. Cualquier decisión se puede tomar sin que haya que dedicarle mucho tiempo reflexionando. Pero sus efectos tienen una gran repercusión en el futuro de la empresa. Desde el punto de vista del proceso de decisión estratégica lo que importe es el porvenir de las decisiones de hoy.
El problema, por tanto, es saber llegar a especificar en un determinado momento, de forma concreta, actuaciones empresariales, o sea formular opciones estratégicas. A la vista de la característica del entorno de las empresas de hoy, parece que la aplicación de modelos mecanicistas no es lo más apropiados para la formulación de dichas opciones estratégicas, ya que la generación de ideas y opciones es fundamentalmente un proceso creativo, donde no interviene exclusivamente la capacidad analítica y lógica.
En definitiva, la formulación de una estrategia competitiva será la consecuencia de la implantación de una adecuada dirección estratégica. Y para que dicha estrategia tenga éxito habrá de reunir las características siguientes:
· Tener en cuenta lo imprevisto.
· Atención a la introducción y a la aplicación en la empresa de la estrategia
· Atención al control de los parámetros críticos en el curso de la ejecución.
La organización sigue a la estrategia
A fin de cuentas, lo que se pretendía a lo largo de este artículo es que la estrategia de empresa se vea como una fuerza mediadora entre un entorno dinámico y un sistema operativo estable (la empresa). Es decir, la estrategia empresarial es la concepción organizativa sobre cómo actuar en su entorno por un período dado.
Para las empresas orientadas al mercado será inevitable traducir la estrategia adoptada en la estructura apropiada. Lo que significará contestar a las preguntas: cómo organizar el negocio, cómo dirigirlo, cómo distribuir los productos, cuál será la imagen de la empresa, etc. Por tanto la estructura jugará un papel relevante, teniendo en cuenta que ésta es hija de la cultura y, a su vez, de la historia de la empresa. En definitiva, la estructura es la herramienta que permite ejecutar la estrategia.
La pirámide, como representación tradicional de la estructura jerárquica de la empresa, cada vez más, va tomando forma achatada e incluso plana; ya que existe la tendencia de gestionar la empresa como un portafolio de negocios. De ahí la importancia de entender cómo operan las unidades independientes, con el fin de lograr que se produzca la transferencia tecnológica de una parte a otra de la red de negocios, de modo que cada parte apoye a la otra, en el logro de los objetivos. Esta es una cuestión de gran actualidad, ya que según el enfoque que se adopte la estrategia condicionará llegar a ser una empresa de productos básicos o una empresa de productos finales sometida a los avatares de las frecuentes rupturas tecnológicas.
Esta tendencia hacia organizaciones como sistema total es consecuencia de que, como se ha indicado anteriormente, las organizaciones están orientadas hacia el negocio, hacia el triunfo y hacia la obtención de beneficios. De ahí la importancia de comprender cómo se consigue el valor añadido; lo cual es posible desde una visión de la organización como sistema total, donde todos están orientados hacia la cooperación, y no a la tarea.
Lo que parece que ha ocurrido es que la convencional teoría sobre la organización empresarial, resulta difícil de mantener en nuestros días, obligando a diseñar una nueva concepción del trabajo del directivo o del empresario y como consecuencia un nuevo lenguaje.
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