martes, 14 de mayo de 2013

EL RIESGO DE MANTENER UN RUMBO FIJO EN UN MUNDO INCIERTO


El riesgo de un rumbo fijo empresarial
en un mundo incierto 
Nuestro entorno, al que se le reconoce como turbulento, se caracteriza por ser discontinuo y novedoso, donde los cambios se producen más rápidamente que la reacción empresarial y la visibilidad del horizonte es muy dificultosa, pudiendo contar tan solo con la ayuda de leves señales de alerta, lo que lleva a tener que desarrollar un estilo de dirección por sorpresas.
Por necesidad de adaptación, el management está inspirado, en todos sus aspectos, en el fenómeno de la evolución que se manifiesta en la tecnología, la sociología, la política, la economía, etc., lo que le obliga a renunciar a adoptar modelos ideales y permanentes de las acciones humanas en el campo de la dirección empresarial. Esto exige intuir y comprender la lógica de la evolución para, finalmente, renunciar a la noción de perfección que solo tendría sentido en un universo estático. El sentido de la evolución está tan presente en la visión actual del mundo, que la publicidad lo explota cada vez que invoca los nuevos modelos, los nuevos productos, con el mensaje implícito de que es lo más apto para sobrevivir en un mundo competitivo. En este marco de referencia el perfeccionismo puede llegar a ser un obstáculo para el progreso, además de no ser rentable.
Una pregunta que con frecuencia se hacen los científicos es por qué la relatividad y por qué la turbulencia. El problema cultural a vencer, en nuestro tiempo, es el de seguir funcionando con los principios físicos aristotélicos que definían al mundo como intrínsecamente ordenado, en el que, por tanto, no hay problemas de organización. Por eso, uno de los desafíos actuales es el de investigar los mecanismos capaces de generar leyes de orden, a partir del desorden y del caos. La teoría del caos, de la que tanto se habla, se ocupa del comportamiento irregular e imprevisible de los sistemas dinámicos. Además, las ideas científicas, tal como ahora se entienden, no cambian de forma ordenada, por evolución, sino por revolución, de forma que un conjunto de ideas reemplaza a las anteriores, de golpe. En resumen, el ritmo de la vida, desde el final del siglo XX, nos ha acostumbrado al cambio repentino, arbitrario, y a veces inexplicable.
Ante todo este panorama, es lógico que una de las cuestiones más candentes, en estos momentos, sea profundizar en la comprensión de cual es la verdadera naturaleza del cambio; dónde están las cosas, después de todo. A propósito de esta cuestión, hace algún tiempo salieron a los medios de comunicación los últimos descubrimientos de los paleontólogos, donde podemos observar que es lo que pasa también en la naturaleza, que nos obliga a revisar la idea tradicional que habíamos heredado deDarwin, relativa a la evolución gradual de las especies, de forma casi inapreciable. Por el contrario, lo que al parecer ocurre es que la evolución de las especies se produce por explosiones repentinas, cambios rápidos. Esto es lo que se está llamando "equilibrio puntuado", que fue propuesto en el año 1972 por los científicos norteamericanos Gould y Eldredge. Ahora, años más tarde, el citado equilibrio puntuado, ha madurado y es ampliamente aceptado, como la mejor forma de interpretar los modelos de evolución geológica.
Y aunque las evidencias del cambio han estado siempre presentes, nadie fue consciente hasta que Darwin nos ofreció la posibilidad de darnos cuenta con su libro El origen de las especies, posiblemente uno de los trabajos más influyente de los publicados. Pero este gradualismo darwiniano debería suponer que las especies en mutación estarían presentes en la mayor parte de las huellas que nos dejan los fósiles. Sin embargo, para mayor desorientación, las especies parecen mantenerse con pequeños cambios durante millones de años. Gould y Eldredge dicen que no tiene sentido intentar buscar pruebas de cambio gradual en el registro fósil, porque no existen. Las especies evolucionan muy rápidamente, en pocos miles de años, pero una vez que han evolucionado, permanecen, sin cambio, durante muchos más de los que tardan en evolucionar.
Pero lo más sorprendente es la conclusión: en general, las criaturas son conservadoras y hacen todo lo posible por mantener un rumbo fijo, en un mundo incierto, con el propósito de transmitir sus genes a las generaciones siguientes. Y además, el cambio, cuando se culmina, lo que significa que ha tenido éxito la mutación, tiende a producirse con más eficacia en poblaciones pequeñas y periféricas de una especie, en lugar de hacerlo en grupos grandes, donde tales mutaciones pueden resultar ahogadas.Gould y Eldredge tomaron estas ideas de la genética. También lo habrían observado en ciertos segmentos de nuestra actual organización empresarial.
Pero esta teoría del "equilibrio puntuado" tiene otras importantes consecuencias. La evolución siempre se ha asociado con cambio lento y desarrollo ordenado, de lo simple a lo complejo. Pero si para que se produzca la especiación (que no es lo mismo que especialización; especiación es la configuración de especies distintas) hace falta que se den un conjunto muy especial de circunstancias, lo que significa que no sólo intervienen los mecanismos de selección natural, cotidiana; entonces las mutaciones pueden venir determinadas por factores muy diferentes de los intrínsecos a las capacidades de las criaturas mismas. El cambio, en la naturaleza, adopta un curioso sentido de contingencia, planteamiento semejante al que incorporan, en los últimos años, los enfoques de planificación estratégica de las organizaciones humanas.
Si cambiamos de panorama y volvemos al mundo de la economía, no es nueva la conceptualización de la crisis como un mal necesario para recuperar la vitalidad. Pero el actual proceso de cambio tecnológico acelerado, principalmente alrededor del bloque informática, telecomunicaciones y nuevos materiales, está exigiendo llevar a término un complejo proceso de adaptación cultural y organizativo, difícil de cumplir de forma sincrónica, puesto que los tiempos del cambio técnico y del cambio social están desajustados. Esto hace que la flexibilidad, la innovación permanente y la capacidad de reacción, sean las condiciones de éxito, o incluso de supervivencia, en nuestro tiempo.
Tom Peters, extraordinario observador del entorno empresarial, en su libro Liberation Management vuelve a ser un revolucionario de las ideas de la cultura del management. Es un libro dedicado fundamentalmente a dos ideas: la desorganización y la flexibilidad. La desorganización es la contraseña, y la flexibilidad el plan de juego. La capacidad de actuación de la empresa, en respuesta a los cambios inesperados, dependerá de su capacidad de control sobre los recursos técnicos, humanos, económicos, financieros, etc. Por eso, los especialistas hablan del triángulo estratégico que consiste en la articulación o alineamiento de la estrategia, la estructura y las tecnologías de la información.
Frente a todo esto, los métodos de planificación han tenido que adaptarse profundamente, después de comprobar la inutilidad de los métodos tradicionales. La producción en nuestro tiempo de fenómenos singulares impiden establecer configuraciones válidas para el futuro, basadas en las del pasado. Ha desaparecido la alta previsibilidad del pasado, especialmente en el ámbito tecnológico, lo que ha afectado especialmente a las empresas maduras, influyendo, finalmente, en la reconfiguración de los sistemas de dirección empresarial. La respuesta ha sido el diseño de estructuras flexibles, capaces de adaptarse con rapidez a los cambios que se produzcan en el entorno, para lo cual la pieza clave es disponer de adecuados sistemas de información.
En la cultura de la prisa que nos toca vivir desde hace años, al final solo habrá dos tipos de directivos, los muertos y los rápidos. En esta tesitura, la innovación juega un papel importante y los creativos van siendo, cada vez más, los protagonistas. Por eso, el perfil de las personas que se tienen que desenvolver en este entorno turbulento responde a individuos modelados por la experiencia, dotados de plasticidad y humanismo, pero sobretodo capaces de evolucionar puntualmente, y no tanto paulatinamente.



No hay comentarios:

Publicar un comentario