(CONTINUACIÓN)
El plan corporativo
El buen plan no es el resultado de la suma de planes de cada una de las actividades de la empresa. Los elementos esenciales del plan corporativo son, en primer término, un valor añadido que la empresa puede conseguir por encima del que obtendría si sus unidades sectoriales fuesen independientes. Para crear valor añadido hay que mejorar las ventajas competitivas de cada una de las actividades individuales. En segundo lugar, hay que desarrollar vínculos de unión entre sus componentes para lograr sinergia (nunca ha sido más importantes)
Para ser eficaz, la planificación estratégica debe utilizar procesos adecuados ya que, la planificación es inseparable de la implementación. Debe formar parte del trabajo de los directivos de línea, más que de los especialistas en posiciones staff. Lo más importante para asegurar que un proceso de planificación se mantiene sano, es la forma de revisar los planes.
Hay que evitar la tendencia de limitar la tarea directivahacia una sola dimensión. Por ejemplo, hacia la cultura empresarial, la calidad, la productividad y el pensamiento estratégico. Todos estas dimensiones son importantes. Que exista preocupación por cualquiera de ellos no significa que deba haber despreocupación por los otros. Lo aconsejable es integrar de forma consistente todos los aspectos de la dirección. El pensamiento estratégico es el elemento aglutinador que mantiene unidos los sistemas.
Proyecciones sin sentido a largo plazo oscurecían el contenido estratégico. Había poco contenido detrás de estas prescripciones. Las consecuencias son que el proceso de planificación estratégica no estaba generando un verdadero pensamiento estratégico. La necesidad del pensamiento estratégico nunca ha sido mayor. Las preguntas que se hace la planificación estratégica son: ¿Cuál es el futuro de la compañía? ¿Cuáles son las necesidades del cliente? ¿Cuál es el posible comportamiento de los competidores? Y, ¿cómo conseguir una ventaja competitiva?.
Las críticas no se dirigían a las preguntas, sino a las técnicas y procesos organizativos utilizados para responderlas. La respuesta es: mejorar la planificación estratégica desarrollando el pensamiento estratégico.
No existen sustitutivos del pensamiento estratégico. Un claro ejemplo es que mejorar la calidad no tiene sentido sin conocer cual es la calidad relevante a efectos competitivos. Una acción carente de perspectiva estratégica, tiene más posibilidades de fracasar que de triunfar. El pensamiento estratégico debe conformar la vida cotidiana de la empresa. La información, necesaria para un buen pensamiento estratégico es vital para: dirigir la empresa, el diseño marketing, la fijación de precios, los calendarios de entrega, etcétera.
En resumen, la esencia del pensamiento estratégico consiste en crear una ventaja competitiva duradera.
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