sábado, 16 de noviembre de 2013

ASI ES EL VIENTO, ASI ES EL TIENTO....

Las nuevas realidades estratégicas a tener en cuenta en la gestión de empresas en tiempos de crisis.



La temporalidad del cambio técnico y el cambio social, están desajustadas, correspondiendo el ritmo rápido a la tecnología.

La nueva situación, debe estar basada en la tecnología del proceso y no en la tecnología del producto, lo que exige también, como acompañante, un nuevo modelo educativo, y un nuevo modelo de política económica.

Si la tesis del "cultural lag" es cierta, cabe afirmar que conforme aumente la novedad en una determinada tecnología y la radicalidad de los efectos derivables, mayores serán los cambios y las adaptaciones socio-culturales necesarias para aproximar virtualidad y realidad. La acelerada tasa de cambio y de obsolescencia técnica, obliga a adoptar permanentemente modos de conocimiento social, organizacional y estratégico, orientados a favorecer la coevolución de la organización y la tecnología

La creciente globalización de la economía a la que se asiste en la última década, con el consiguiente aumento de la competencia internacional, la elevada tasa de obsolescencia tecnológica, el acortamiento del ciclo de vida de los productos, y la fuerte segmentación de los mercados en los países más avanzados, hacen de la flexibilidad, la innovación permanente y la capacidad de reacción, condiciones del éxito, e incluso de la supervivencia de las empresas.

Un principio cardinal para la dirección empresarial del presente es la aplicación del llamado triángulo estratégico, consistente en la articulación de la estrategia, la estructura y las tecnologías de la información.

Poder mejorar los tiempos de desarrollo heredados de una época caracterizada por un mercado poco diferenciado, estable, basado en una estrategia productiva y de marketing de masas, sirviéndose de una tecnología rígida, implica, desde un punto de vista organizativo, modificar la empinada estructura jerárquica. La sustitución de esos modelos, por organizaciones más planas y menos compartimentadas, resulta hoy un imperativo para dotarse de la flexibilidad exigida por el nuevo entorno empresarial.

La tendencia observada en las empresas exitosas es hacia una mayor integración funcional y un menor número de niveles jerárquicos, rasgos que favorecen una mayor velocidad en el desarrollo del producto y una mayor capacidad de respuesta a mercados cambiantes. Por tanto, lo que hace falta son formulaciones estratégicas favorecedoras de la innovación, capaces de hacer frente a los múltiples problemas y riesgos derivados de acometer, a un tiempo, el cambio de las estructuras y culturas organizativas.

El nuevo método de creación de riqueza pasa por la producción de bienes de forma no masiva. La desmasificación del proceso productivo es importantisima. Los términos clave son segmentación y personalización del mercado. Para Toffler la revolución de la producción va en paralelo al de la distribución. El mercado es una colección de micro-mercados que conlleva a una micro-producción, porque el sistema social también se desmasifica. ¿Es esto un síntoma de que las organizaciones burocratizadas están pasando? ¿Acaso representa todo esto la iniciación de un desastre tecnológico?

Para Igor Ansoff, la actual crisis de la industria de tecnología avanzada ya se veía venir a mediados de los años 80's. Las empresas ya no compiten con tecnología, sino  que compiten en tecnología. En muchos casos, el único factor competitivo de la empresa es la tecnología y tratan de conseguirla al precio que sea. Esta desenfrenada carrera tecnológica origina un desastre económico al reducir, más y más, el ciclo de vida tecnológica de los productos, imposibilitando, de hecho, la recuperación de las inversiones realizadas.

Ansoff advirtió, hace años, que las empresas de alta tecnología no debían olvidarse de las restantes áreas de la actividad industrial, como el marketing, la producción, las finanzas, etc., y recordaba que el objetivo de toda empresa ha de ser la rentabilidad.

En resumen, en el ámbito de la organización del trabajo, se ha producido ya el tránsito del modelo de la revolución industrial, basado en el control de costes y la especialización, al modelo actual, basado en la capacidad de innovar. La diversificación de productos suscitada por el desarrollo tecnológico, ha desbordado la simetría anterior.En sustitución de la moral burocrática y la especialización, la norma hora debería ser, la innovación, la formación permanente, los horarios flexibles, el recurso a la experiencia y la creatividad del capital humano.

Con ocasión de la actual crisis económica se pone en evidencia, el olvido de que nuestro universo económico esta afectado por el concepto de evolución. Es decir, por los problemas derivados de la relación entre crecimiento económico y cambio estructural, conocidos como dinámica económica (Schumpeter).

¿No nos estaremos equivocando si pretendemos restablecer el equilibrio en base a una simetría superada? Siempre ha habido paro tecnológico, pero puede que el desajuste entre cambio tecnológico y cambio social está ahora manifestándose en una situación de claro desequilibrio entre los nuevos procesos productivos de la oferta, por un lado, y el consumo, por otro.

El cambio más radical ha sido el de el abandono de las leyes deterministas para describir la naturaleza. A escala atómica solo nos es posible hablar de probabilidad. La ciencia, que hasta ahora se había esforzado en descubrir elementos estables, esquemas generales, globales, a los que se pudieran aplicar definiciones axiomáticas inmutables, ha encontrado en nuestros días que lo único que hay en todos los campos es tiempo, acontecimientos y fenómenos en evolución, que destruyen la cómoda simetría.

Cuando el precio bajo y la mercancía determinaban la cuota de mercado, las empresas triunfaban haciendo que los productos no se diferenciasen, concentrando sus energías en la minimización de los costes de producción. Pero cuando la turbulencia es alta y la innovación de los productos es frecuente, el éxito descansa en la diferenciación de la producción y en un marketing agresivo. Por tanto, la adhesión a una estrategia simple de producción conduce a una pérdida de posicionamiento competitivo.

Pues bien, ante esta situación lo importante es admitir la realidad del entorno. Lo contrario equivaldría a generar un orden a expensas del entorno. Cuando se buscaba la constancia también se buscaba la simetría, aunque quizás se olvidaba que una de las características naturales de la evolución es que tiende a destruirla. Por lo tanto, uno de los desafíos actuales es el de investigar el mecanismo que es capaz de generar leyes de orden a partir del desorden, del caos. Lo que también parece indicarnos que las crisis no solo son negativas, sino que resultan necesarias, a veces imprescindibles, para generar un orden nuevo que antes no existía.

La aceptación de la desmasificación del proceso productivo que se está produciendo, es importantisima. Ahora el mercado tiende a ser una colección de micromercados que conlleva una microproducción, y como consecuencia a una desmasificación social.

Por tanto, las deseconomías de escala generadas por la diversidad, habrá que neutralizarlas con la automatización y los cambios radicales de la organización.

Al mundo de la economía también la afecta el tiempo, los acontecimientos y los fenómenos en evolución, como al resto de los campos del conocimiento y la actividad humana. No es de ahora que Schumpeter hablase de la dinámica económica al enfrentarse a los problemas de las relaciones entre el crecimiento económico y el cambio estructural, el papel estratégico del empresario, la importancia de la microeconomía, las transformaciones de la economía. La respuesta a este enfoque, no precisamente nuevo, es el de la conceptualización de la crisis, como mal necesario para recuperar la vitalidad. ¿Cual es la estrategia posible ante esta situación? Quizá lo más sensato sea hacerle caso a Karl Popper, asumiendo el caos del tiempo que nos toca vivir y el cambio que esto genera; es decir, el realismo.

La pirámide, como representación tradicional de la estructura jerárquica de la empresa, cada vez más, va tomando forma achatada e incluso plana; ya que existe la tendencia de gestionar la empresa como un portafolio de negocios (las antes citadas unidades de negocio o sub). De ahí la importancia de entender cómo operan las unidades independientes, con el fin de lograr que se produzca la transferencia tecnológica de una parte a otra de la red de negocios, de modo que cada parte apoye a la otra, en el logro de los objetivos.

Los cambios tecnológicos vienen poniendo en evidencia la importancia del trabajo mental frente al trabajo físico, del que cada vez se va apreciando un peso relativamente decreciente. De ahí que, cada día más, para el triunfo en los negocios, el disponer de una fuerza laboral con un adecuado nivel educacional e intelectual, se ha convertido en un prerrequisito.

La evolución desde empresas orientadas a lo operativo, donde las funciones individuales configuraban la organización, hacia unidades de negocio como un sistema total, obliga a importantes esfuerzos de coordinacin. De ahí la apreciación del desarrollo de capacidades de trabajo en equipo, en el perfil de los nuevos directivos. Los programas de desarrollo de directivos en las Escuelas de Negocios, deben reforzar la sensibilidad hacia la lealtad y el sentimiento de trabajo en equipo.

Los beneficios estarán bien vistos, solo si se obtienen respetando al hombre y a la moral. Es decir, los beneficios estarán bien vistos según donde se obtienen y cómo se obtienen.

Madrid, noviembre de 2013

Francisco J. Manso Coronado

miércoles, 5 de junio de 2013

Encuestas, oráculos y artes adivinatorias

Es un error no darse cuenta que las encuestas son un género muy expuesto a factores de indeterminación distintos de los técnico estadísticos dominantes


Sí las encuestas se habían demostrado sólidas hasta la fecha, a la vista de lo ocurrido después del 3M, parece que habría que reflexionar sobre su utilización e interpretación ¿Para que sirven las encuestas? Una encuesta es una pesquisa, un acopio de datos obtenidos mediante consulta, referente a estados de opinión. Sin embargo, da la impresión de que se ha transformado (¿o  deformado?) hasta el punto de convertirse en superstición.

Los movimientos electorales hoy son más dinámicos. Contando con la influencia que de hecho hoy tienen los medios de comunicación como fuerzas conductoras, palían, cuando no anulan, la formación política, especialmente en aquellos casos en los que las ideologías pierden entidad. Por esta razón, algunos expertos proponen una revisión de los modelos al uso, ya que el voto de los ciudadanos, en las democracias occidentales, antes muy determinado por el pasado, su profesión, residencia o clase social, hacía posible “controlar” la profecía. Ahora, el voto es más libre, más móvil y más impredecible, viendo en ello, según algunos,  el desmantelamiento de los viejos instrumentos de la política de masas. Lo que hace pensar que es un error no darse cuenta que las encuestas son un género muy expuesto a factores de indeterminación distintos de los técnico - estadísticos dominantes, al parecer, en las instituciones dedicadas a este menester.

PREGUNTAS A PROPÓSITO

Ante esta situación surgen una serie de preguntas a propósito del papel que cabe asignarle a las encuestas: ¿Acaso su función es la de hacer vaticinios? ¿Están en condiciones de acertar? ¿Es correcto esperar que las encuestas sean precisas y fiables? ¿Son las encuestas electorales un subgénero con intenciones descriptivas y predictivas? El caso es que los explicaciones o justificaciones manifestadas por los involucrados en el fracaso de las encuestas reflejan, con sorpresa, una cierta involución frente a la cultura hoy asumida en amplios sectores de las ciencias sociales, incluso (o especialmente) en el campo de la dirección de empresas o management, ámbito desde el que me manifiesto como observador.

Los problemas que hoy plantea nuestro mundo no admiten el análisis tradicional. Resulta imposible descubrir el camino que nos lleve a encontrar la certeza frente a una decisión con incertidumbres. Estamos ante un profundo dilema. ¿Como podemos establecer un equilibrio entre predicción y la parálisis que nos producen las incertidumbres ante la decisión? No sirve jugar de adivinos en un entorno que cada vez es más turbulento. Por eso, en estos tiempos, predecir con los esquemas tradicionales, es un ejercicio cada vez más frustrante. Porque las posibilidades de no acertar son mayores que las contrarias.

ESCENARIOS MÚLTIPLES

Desde los años 70 y definitivamente desde los 80, en lo referente a predicción, hablamos más de escenarios múltiples, del cross impact, de la teoría de la catástrofe, del system dynamic, del análisis del proceso jerárquico, etc. Asumiendo esta realidad, los sistemas de dirección están evolucionando hacia la comprensión de que el progreso depende de saber crear y desarrollar procesos que protejan contra las contingencias. No se trata de aplicar simplemente la regla de tres, como un reflejo mecánico de fórmulas o procedimientos matemáticos aprendidos. Se trata de buscar puntos intermedios entre el conductivismo de algunas técnicas y otros recursos más de acuerdo con la realidad presente. Los sujetos de hoy, sometidos a un bombardeo continuo de información, bajo muy diferentes formas (entre otras las encuestas) se convierten en sujetos complejos. Es decir, piensan, perciben y actúan desde su memoria “on line”, lo que significa un conjunto de posibilidades. Esto es debido a que hoy la psicología considera a la memoria como un estado del sujeto y no como un almacén cerrado y pasivo.

Las encuestas, cuando se llevan a cabo con la frecuencia y la difusión con que se han producido antes de las elecciones del 3-M, habría que considerarlas como variables que afectan y son afectadas directamente a corto plazo, interactuando en sucesivas retroalimentaciones. Removiliza a los movilizados y provoca nuevas movilizaciones.

Una encuesta puede que sea una verdad en un momento dado, pero deja de serlo mientras se difunde. Es decir, nos encontramos ante la ciencia de las fuerzas en interacción, siendo completamente indiferente que la naturaleza de dichas fuerzas sea psíquica, biológica o física. La densa red de medios de comunicación está produciendo no solo el anunciado fenómeno de la aldea global, sino que al integrar a los individuos en torno a colectivos concernidos, los transforma en seres humanos complejos. La psicología de los colectivos concernidos está reconocida, hace años, como la propia de sistemas sociales complejos y dinámicos.

EVOLUCIÓN DEL CONOCIMIENTO

Todo esto es el reflejo de la evolución del conocimiento desde una psicología del individuo, hasta una psicología orientada a los sistemas complejos. El error ha estado en no medir las posibles consecuencias de cada nuevo estado de opinión. Quizá ha habido demasiado cálculo de probabilidades y poco enfoque de elaboración de escenarios de futuros posibles. Probablemente tengan razón los que dicen que este tipo de trabajos son frívolos, en la medida que no dejan abierta ninguna puerta a la duda. Como sabemos por la mitología, además del santuario de Delfos existían, en Grecia, otros oráculos a los que se podía también consultar. El sofista Luciano se burló de está multiplicidad de oráculos: “Apolo, gracias a la profesión complicada que ha escogido, tiene casi rasgados los oídos por la multitud de importunos que acuden a pedirle oráculos”. ¿Acaso se avecina la sustitución de los institutos de sondeo de opinión por brujos y visionarios? O acaso sea, como siempre, el reflejo del miedo a lo desconocido o a la libertad Me gustaría pensar que cuando los individuos desmienten las predicciones basadas en encuestas, en aprecio de su libertad, están dando pruebas de su soberanía.
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Madrid, 5 de junio de 2.013
Francisco J. Manso


martes, 4 de junio de 2013

EL PELIGRO DE UN DIRECTOR GENERAL “DIGITAL”

Paracaidista de enchufe político, sin experiencia, pero de ideas revolucionarias....(una metáfora de los directivos de las Cajas de Ahorroso ahora camuflados de banqueros...)
  
Cuentan las crónicas que en el año 2.004 se celebró una competición de remo entre dos equipos.  Uno compuesto por trabajadores de una compañía española, y el otro por sus colegas de otra empresa similar americana.

Se dio la salida y los remeros americanos  se empeñaron en destacar desde el primer momento. Llegaron a la meta. Pero el equipo español lo hizo con una hora de retraso sobre los americanos.

De vuelta a casa, la Dirección se reunió para analizar las causas de tan bochornosa actuación y llegaron a la siguiente conclusión:

“Se ha podido observar que en el equipo americano había un jefe de equipo y diez remeros, mientras que en el español  había un remero y diez jefes de equipo. Por lo que para el año próximo se tomarán las medidas adecuadas”.

En el año 2.005, se dio de nuevo la salida y nuevamente el equipo americano  empieza a distanciarse  desde la primera remada. El equipo español llegó esta vez con dos horas y media de retraso sobre su competidor.

Dirección se volvió a reunir después del sonado rapapolvo de Gerencia para estudiar lo acaecido y vieron que este año el equipo americanos  se compuso nuevamente de un jefe de equipo y diez remeros, mientras que el español, tras las eficaces medidas adoptadas el año anterior, se compuso de: un jefe de equipo, dos asesores de gerencia, siete jefes de sección y un remero. Por lo que tras un minucioso análisis se llega a la siguiente conclusión: “EL REMERO ES UN INCOMPETENTE”.

En el año 2.006, como no podía ser diferente, el equipo americano escapó nada más darse la salida. La trainera que este año se había encargado al departamento de nuevas tecnologías, llegó con cuatro horas de retraso.

Tras la regata y a fin de evaluar los resultados se celebró una reunión de alto nivel en la séptima  planta del edificio de la central, llegándose a la siguiente conclusión:

“Este año el equipo americano optó, una vez más, por una tripulación tradicional, formada por un jefe de equipo y diez remeros. El español, tras una auditoria externa y el asesoramiento especial del departamento de organización, optó por una formación mucho más vanguardista, que se compuso de: un jefe de equipo, tres jefes de sección con plus de productividad, dos auditores de Arthur & Arthur, cuatro vigilantes jurados que no quitaban ojo a un único remero, al que habían amonestado y castigado quitándole todos los pluses e incentivos por el fracaso del año anterior”.

Tras varias horas de reuniones, se acordó que: “en la regata del 2.007 el remero será de contratación externa, toda vez que a partir de la vigesimoquinta milla marina se ha venido observando cierta dejadez en el remero de plantilla, que roza el pasotismo en la línea de meta”. (Anónimo)

Adaptado por Francisco J. Manso Coronado, 4/6/2013
de un artículo publicado en la Revista Tiempo 28-10-96, pag. 12
Con el título “COMPETICIÓN INTERNACIONAL DE REMO”




jueves, 16 de mayo de 2013

LA PLANIFICACIÓN POR ESCENARIOS 5/5


Después de haber identificados los elementos predeterminados de la lista de fuerzas conductoras, nos encontraremos con un número de incertidumbres. Las clasificaremos para estar seguros de que estamos ante incertidumbres críticas. Una incertidumbre crítica es aquella que es relevante o clave para nuestro enfoque temático, por ejemplo, ¿continuará creciendo el porcentaje de fuerza de trabajo femenina en relación a la total? Deberemos entender lo mejor posible todas la incertidumbres y su relación con cada una de ellas. Pero al mismo tiempo, nos interesan aquellas pocas que pensemos que son tanto importantes para el enfoque temático, como difíciles de predecir y sacarlas a flote.
Al principio, todas las incertidumbres parecen lo mismo, pero si retrocedemos podemos reducir montones de incertidumbres que tiene en común espectros singulares, lo que constituirían un eje de incertidumbre. Si se pudiera simplificar de la lista de incertidumbres hasta dos ejes ortogonales, podríamos definir una matriz (dos ejes cruzados), que nos permitirían definir cuatro diferentes, pero plausibles, cuadrantes de incertidumbres. Cada una de estas cuatro esquinas constituyen, en esencia, una futuro racional, que podemos explorar. Por supuesto, podríamos contar ciento de historias relativas a inverosímiles escenarios a base de combinación de fuerzas, pero la experiencia nos ha enseñado que cuanto menos mejor.

Adviértase que los escenarios no caen necesariamente dentro de un mundo de buenos y malos, de futuros deseables e indeseables. Igual que la vida real, sobre la que éstos han sido construidos, los escenarios son una mezcla de situaciones una veces maravillosas y otras espantosas.
Dado que no sabemos que escenario nos encontraremos en el futuro, ¿que deberíamos estar haciendo? Algunas de las decisiones que tomemos hoy tendrán sentido en todos los futuros. Otras tenderán sentido sólo en uno o dos. Una vez que hayamos identificado aquellas implicaciones que trabajan en todos los escenarios, nos basaremos en éllas en la confianza de que estamos preparando unos planes que nos inspiran confianza. Las decisiones con sentido en sólo uno o alguno de los escenarios son peligrosas. Por eso, necesitamos conocer las señales precursoras (early warning) que nos indican que escenarios están por llegar. Algunas veces los indicadores precursores para un escenario dado son obvios, pero, frecuentemente, son sutiles. Puede tratarse de alguna legislación o una ruptura tecnológica o una tendencia gradual social. Por tanto, es importante controlar estos signos críticos de forma muy atenta.
A fin de cuentas el poder de la planificación escenario es el de ayudarnos a entender las incertidumbres que aparecen ante nosotros, con todo lo que puedan significar; ayudarnos a ensayar nuestras respuestas ante esos posibles futuros y también a distinguir el momento en que empiezan a surgir ante nosotros.
Por qué usar escenarios
La conclusión de un escenario está ligada a una decisión específica o conjunto de circunstancias que se dan en una empresa. Los beneficios potenciales del uso del método de escenarios, pueden ser los siguientes:
· Anticipar e influir en el cambio. Los escenarios ayudan a las empresas a anticipar sorpresas y discontinuidades en todas las áreas de los negocios, desde la demanda de los clientes, la adopción de nuevas tecnologías que cambian el mercado y la regulación del entorno y dirige estos cambios desde múltiples perspectivas. El procedimiento puede ser usado par descubrir deficiencias competitivas, proporcionando a la empresa la oportunidad para favorecer la aparición de nuevas oportunidades y formular estrategias resistentes a la avatares del futuro.
· Estimular el pensamiento lateral. Los escenarios estimulan a la dirección a ir más allá de los procedimientos tradicionales para resolver problemas y aprovechar oportunidades. En la medida que los escenarios tienen el poder de romper con los viejos estereotipos, esta nueva fórmula de crear pensamiento sobre el futuro, con frecuencia sirve como catalizador para una gran movida, más que de incrementar el cambio.
· Reduce los riesgos futuros. El uso de los escenarios puede ayudar a las empresas a determinar mejor los resultados de moverse hacia adelante con la aventura de nuevos negocios o mejores adquisiciones, antes de que las inversiones se hayan hecho. Además, permite reconocer las señales de alerta sobre el futuro no visible, de modo que las empresas pueden minimizar las sorpresas y responder y actuar de un modo efectivo.
· Desarrollar un marco de referencia consistente. A medida que las empresas evolucionan y crecen, aumenta la dificultad para orientar una adecuada visión de futuro. Los escenarios proporcionan a las empresas un marco de referencia y lenguaje común para la discusión y gestión de opciones y condiciones complejas.
Cómo llevar a cabo una planificación escenario efectiva.
En la medida que la planificación escenario está orientada hacia el futuro, que por naturaleza es un entorno de incertidumbres, las empresas encuentran con frecuencia muy difícil ligar las recomendaciones extraídas del escenario al proceso de planificación actual. Los escenarios nunca deben ser considerados como un fin en si mismo. Son una herramienta que al formar parte de un proceso de pensamiento estratégico, puede ayudar a mejorar la calidad, reducir el riesgo de la toma de decisiones de los ejecutivos.
Por ejemplo, esto no significa que, en ningún momento, debamos evitar la presupuestación, todo lo contrario. Parece una paradoja. Lo que pasa es que los presupuestos no deben verse como una configuración instalada en un futuro que se tiene que cumplir de cualquier modo, sino más bien como una declaración de intenciones acompañada de acciones concretas. Como decía Drucker, los planes no están hechos para que se cumplan, sino para saber que se puede hacer cuando no se cumplen.
La planificación escenario funciona de un modo más efectivo cuando está concebida como un marco para la reestructuración de las percepciones de la dirección a cerca de las alternativas futuras del entorno en el cual las decisiones se van a llevar a cabo. En lugar de desarrollar un conjunto de escenarios alternativos del futuro en general, y después intentar evaluar la implicaciones de tales escenarios para la estrategia, el procedimiento práctico sería intentar generar escenarios que abarcan al conjunto de incertidumbres específicamente relevantes a los negocios afectados, a las estrategias y a las decisiones a mano. Es decir, empezar y terminar concentrándose sobre las decisiones a llevar a cabo por la dirección en un futuro próximo.
Este procedimiento es más efectivo en tanto que comprende tanto el desarrollo de escenarios, como la valoración de sus implicaciones, lo que envuelve a los gerentes o planificadores que seleccionarán y ejecutarán las eventuales estrategias y controlarán el futuro. Según la experiencia, en la medida que el pensamiento escenario es asumido por los usuarios últimos, más fruto se obtendrá de los mismos. Este procedimiento es también coincidente con el deseo de muchas empresas de adquirir experiencia propia como planificadores de escenarios para su beneficio. La experiencia indica que es fundamental llevar a cabo el trabajo de desarrollo de escenarios a través del análisis de implicaciones (identificación de factores controlables e influenciables, identificación de las oportunidades y amenazas clave sobre los clientes, y por último, un marco de referencia par la evaluación de futuras estrategias). Una meta básica es asegurarse de que los escenarios están adecuadamente orientados, en último extremo, a servir a las distintas necesidades del cliente.
Claro que a la hora de crear escenarios hay que moderar la imaginación, porque a veces se convierte en tirana. No se contenta sólo con especular, sino que puede hacerse dueña de la situación. Si la imaginación no está refrenada por la prudencia y el buen sentido, podremos caer en momentos de descontento o de satisfacción. A fin de cuentas la intuición, la creatividad, la acción de dirigir y la creación de escenarios, no son actos cartesiano sino estéticos.

LA PLANIFICACIÓN POR ESCENARIOS 4/5


Preparar un escenario es hacer escenografía, es decir, disponer el conjunto de elementos pictóricos, plásticos, técnicos y teóricos que permiten el montaje de una acción. Si elaboramos un escenario sobre el pasado podremos definirlo como el que corresponde al conjunto de elementos que reproducen el ambiente en el que se desenvolvió una acción. Si lo que nos proponemos crear son escenarios de futuro, por tanto irreales, ya no se trata de reproducir, sino de crear otro ambiente, especulando con todo el conjunto de circunstancias que se consideran relevantes en torno a ese posible suceso de futuro. Es como si tratara a lo desconocido (saber que no se sabe), como si fuera virtual (por tanto irreal).
En este sentido la definición de escenario más adecuada sería la de crear futuros posibles. La principal actividad aquí sería la de especular, o sea reflexionar sobre cuestión o cuestiones que presentan diferentes posibilidades. Como herramienta de planificación, el método de escenarios proporciona un procedimiento sistemático para pensar imaginativamente a cerca del futuro y gestionar la incertidumbre, mediante la construcción de relatos relativos a fuerzas que pueden conducir o influir en las consecuencias del futuro.
Sin embargo, el propósito de la planificación escenario no es señalar con precisión futuros eventos, aunque si el de reconocer o subrayar las macrofuerzas que impulsan al futuro en diferentes direcciones. Precisamente haciendo estas fuerzas visibles es como el planificador, si estas aparecen, podrá, finalmente, reconocerlas. En definitiva, se trata de mejorar las condiciones para la toma de decisiones en el presente.
Por qué la planificación escenario
La técnica de escenarios significa un vehículo para construir pensamientos a largo plazo. El propósito de los escenarios nos es el de pronosticar el futuro. Esto no puede hacerlo significativamente nadie, excepto a corto plazo. El objetivo inmediato de la planificación escenario es el de producir narraciones basadas en las tendencias reales del mundo y en la razón, que sirven como base para la planificación contingencial. La planificación escenario también propicia una nueva forma de pensar que sustituye a un punto de vista simple y estático del futuro, por visiones múltiples y dinámicas.
Adecuadamente ejecutada, la planificación escenario permite a los planificadores:
· Reducir la dependencia de las ilusiones y de las proyecciones Delphi por expertos;
· Evita el peligro de visión por un canuto;
· Es un buen método para las situaciones de impredicibilidad
Mediante el uso de la planificación escenario, los planificadores pueden:
· Tener en cuenta muchos puntos de vista;
· Preparar estrategias de respuesta para un amplio abanico de contingencias;
· Identificar indicadores que ayuden a la elección de las estrategias a ejecutar.
· Se puede entender con facilidad sin necesidad de recurrir a un vocabulario muy especializado o de métodos estadísticos;
· Utiliza una estructura narrativa muy persuasiva;
· Estimula la creación de un pensamiento futuro amplio en lugar de una visión simple.
La planificación escenario empieza por identificar cual es el centro de atención o la decisión. El número de historias que podemos contar sobre el futuro pueden ser infinitas, aunque nuestro propósito es el de hablar de aquello que importa, de aquello que conduzca a la mejor decisión. Por tanto, el proceso comienza aceptando el asunto sobre el que queremos concentrarnos o dirigirnos. Algunas veces la cuestión a tratar requiere un planteamiento amplio, por ejemplo, cuál es el futuro de Europa. Otras veces puede ser muy específico, por ejemplo ¿deberíamos implantar el nuevo sistema operativo? De cualquier modo lo relevante es estar de acuerdo en el argumento que usemos como test de relevancia a través del proceso de construcción de escenarios.
En la medida que el método de escenarios es el camino para entender la dinámica de configuración del futuro, nuestro esfuerzo inmediato será el de identificar las fuerzas conductoras que intervienen en el presente. Por supuesto, estas fuerzas a identificar serían sólo un esbozo de todas las posibles. La realidad de los acontecimientos del mundo acarrearían muchas más que las que podamos pergueñar. El propósito de disponer de la lista de fuerzas conductoras es el de observar los antecedentes de las crisis que estamos padeciendo en estos años y ocupan nuestras mentes, e identificar las fuerzas que a largo plazo actúan realmente fuera del alcance de nuestra atención. Son precisamente estas fuerzas, que usualmente escapan a nuestra conciencia, las que nos interesan.
Una vez que estas fuerzas han sido enumeradas, podremos ver que, desde nuestro punto de vista, algunas de ellas podrían ser consideradas como predeterminadas (futuros no libres), no en un sentido filosófico, pero sí el que están completamente fuera de nuestro control. Por ejemplo, el número de estudiantes de BUP vendrá determinado, dentro de 10 años, por el número de estudiantes de EGB en el presente. Pero no todas las fuerzas son tan evidentes o fáciles de catalogar. Cuando elaboremos nuestros relatos aparecerán elementos predeterminados en cada uno de los escenarios.

LA PLANIFICACIÓN POR ESCENARIOS 3/5


Aunque es verdad que después de diezmil tiradas el número de caras de una moneda se aproxima a la mitad, la siempre misteriosa inferencia estadística, sin embargo no se puede predecir el resultado de la siguiente tirada. Pero lo que los líderes y los estrategas de empresa sí saben es que es posible influir en el futuro, incluso crear futuro. En este mundo caótico, la labor de los empresarios y directivos, debe estar en crear las condiciones con las que influir en el futuro y así aproximarnos a lo deseado. Una vez más se destaca la importancia de luchar por aquello que se desea, destacando y sobresaliendo la constancia, la perseverancia y la tenacidad. Ni el talento, ni el genio, ni la preparación por si sola, son superiores a la perseverancia y la determinación.
En este contexto, el debate entre éxito y suerte es viejo y nuevo. Cuentan que en una ocasión le preguntaron a un presidente de banco con fama y hechos de estratega florentino, que si creía en la suerte. Su respuesta reflejaba su graciana mente: “procuro que la suerte me coja trabajando”. El psicólogo David Lewis ironizaba también en su respuesta a la misma pregunta diciendo que “el éxito es cuestión de suerte, y si no que le pregunten a cualquier fracasado....”.
Ante esta situación, ¿cómo se debe tratar la incertidumbre? Una incertidumbre suele ser una desviación importante, que procede del entorno, que pone en peligro la complejidad de supervivencia de un individuo o una organización. En este sentido, el progreso de los sistemas de dirección procede de aquellos que son capaces de aumentar la protección contra las contingencias. Es decir, toda innovación, todo método que aumente el grado de independencia de un sujeto u organización respecto a su entorno, es progresivo, es bueno para tal sistema. Pero esta independencia respecto al entorno no se consigue con el aislamiento, al contrario, más bien relacionándose intensamente con él.
No se trata de aplicar simplemente la “regla de tres”, que en muchas ocasiones es una pérdida de tiempo y una demostración de desconocimiento o pérdida del concepto de proporcionalidad y magnitud, consecuencia de un aprendizaje mecánico de fórmulas o procedimientos matemáticos. La “regla de tres” no debe sustituir a otras capacidades de razonamiento. La alternativa puede estar en buscar puntos intermedios entre el conductivismo que enseñan las técnicas similares a la regla de tres y los aprendizajes significativos. Parodiando a Confucio, se trata de encender una vela en lugar de contemplar la obscuridad.
Las herramientas para gestionar un futuro caótico: los modelos
Como dice el filósofo Rafael Argullol, cuando se desmorona la fortaleza de las verdades seguras nos sentimos más libres pero también más desamparados. A tenor de las características del entorno, parece que los modelos mecanicistas no son lo más apropiados par la formulación de opciones estratégicas, ya que la generación de ideas y opciones son fruto de un proceso creativo, donde no intervienen exclusivamente las capacidades analíticas y lógicas.
El método tradicional de evaluar la incertidumbre del futuro ha sido el pronóstico, que consiste en intentar decir el valor futuro de determinadas variables inciertas y después tomar decisiones en base a las condiciones del futuro que se consideran más probables. Este procedimiento resultó satisfactorio mientras el entorno de las empresas era relativamente estable, como ocurrió durante la década de los años 50 y 60, y empezó a fallar en los 70 y definitivamente en los 80. Es decir, en los modelos actuales, lo que antes eran considerados parámetros, ahora son introducidos como variables.
En los años 70 y 80, se ha ido desarrollando un procedimiento que fue teniendo una gran aceptación como es el de escenarios múltiples para describir el futuro. En este caso fueron Robert Linneman y John Kennell quienes sugirieron construir escenarios. A su vez Steven Schnaars bosqueja el mundo con el método del cross impact, que intenta evaluar el impacto de diferentes acontecimientos supuestos del entorno sobre los resultados de la empresa. Posteriormente Olivia Day y McMillan, en el año 88 presentó otra alternativa basada en la teoría de la catástrofe.
En otro momento se aplicaron los llamados modelos de simulación del comportamiento que explotan las posibilidades del software conocido como system dynamics. Thomas Saaty ha desarrollado modelos conocidos como análisis del proceso jerárquico, utilizable para evaluar cursos de acción alternativos, teniendo en cuenta diferentes escenarios, diferentes objetivos y diferentes actores. Todos estos procedimientos son herramientas alternativas, utilizables para la evaluación de opciones y, por tanto, pueden ser guías en el proceso de tomas de decisiones estratégicas, no incompatibles.
Cualquier cosa que nos pueda ayudar a tomar decisiones en medio de esta confusión, será valiosa. Una de tales herramientas es la planificación escenario. Cada vez es mayor el número de directivos de empresas que usan esta herramienta para tomar decisiones complejas de una manera efectiva. Y no solo es útil para las organizaciones importantes, sino que el método de escenarios puede ayudarnos también a tomar decisiones a nivel personal.
Los escenarios:un procedimiento adecuado a los entornos caóticos
Muchas empresas a nivel mundial, comenzaron a utilizar los escenarios en la planificación estratégica de los negocios y en las actividades de toma de decisiones hace más de 25 años. Uno de los pioneros en el uso de este método fue la compañía Shell, lo que le permitió salir adelante durante de la crisis de los años 70. Según se sabe, los primeros en utilizar, por escrito, el término escenario en el campo de la previsión económica, fueron los futurólogos amenricanos Herman Kahn y Antothony J. Wieneren su libro The Year 2000. A Framenwork por Speculetion on the Next Thirty-Three Years (Macmillan Co., N.Y. 1967). Al parecer, la evolucionada tecnología utilizada ya por los guinistas de Holywood para preparar los story board, fué una importante inspiración.
La aparición de la planificación escenario es fruto del hecho de que dada la imposibilidad de conocer con precisión cómo será el futuro, una buena decisión o estrategia a adoptar sería aquella que funcione bien a través de diferentes futuros posibles. Para encontrar esa estrategia excelente, los escenarios deberán crearse en plural, de tal modo que cada uno de ellos diverjan entre sí. Este conjunto de escenarios son esencialmente relatos especialmente construidos sobre el futuro, de modo que cada uno de ellos modele un mundo distinto y plausible, en los cuales tendríamos que vivir y trabajar en el futuro.

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La idea sobre el futuro, a veces, un condicionante cultural
Parece que la filosofía, ahora afortunadamente de moda (ahí esta el notable éxito de la primera novela sobre la historia de la filosofía del profesor Jostein Gaarder - Oslo 1952 - El Mundo de Sofía), puede contribuir al progreso científico como globalizadora y método crítico conceptual. Es curioso comprobar como, en ocasiones, los asistentes a un curso de dirección de empresas en una escuela de negocios cualquiera, pueden tener la sensación, al comienzo, de que se han equivocado de sitio y se han metido en un aula donde se imparte un cursillo de filosofía.
Hay muchas formas opuestas de entender la vida. Una de ella es la insistencia en lo recibido, en reproducir gestos y pasos, en la reiteración de actitudes, lo que la reduce a una práctica inmovilidad, propia de seres instintivos que requieren muchísimo tiempo para introducir alguna variación en su comportamiento. La causa de esta conducta podemos verla en la preocupación por la seguridad, que cuando es obsesiva, exagerada, resulta desentendida de cualquier avance y enemiga de cualquier perturbación. Pero el progreso de la vida es implacable, por lo que hay otras maneras de entenderla, como es la del incesante renacer, la de un continuo esfuerzo de deshacernos del lastre que nos impide avanzar. Esta es una vida que se transforma en una lucha por adelantar.
Todos miramos hacia el futuro haciendo lo posible por tomar decisiones sabias, con la mirada atenta hacia las amenazantes incertidumbres. Como si todo no dependiera, por supuesto, de todo lo demás. ¿Cómo elegir el camino a seguir cuando no está claro qué negocios existirán dentro de 10, 15 años? ¿Cómo elegir la educación de nuestros hijos cuando no podemos saber en que tipo de sociedad les tocará vivir?
El mañana no esta escrito, y espero que sean pocos los profesionales de la estrategia empresarial que nieguen una verdad tan contundente. Los soñadores de la razón, también los echadores de cartas, son las que esperan que la acción humana camine hacia las metas que ellos predecían. Pero como dice Laín Entralgo, “el hecho de que el mañana no este y no pueda estar escrito, por que el azar, la libertad, el mal cálculo son partes integrales del destino de los hombres, de los pueblos, en modo alguno excluye el deber de planearlo ilusionada y razonablemente, según lo que, entre lo posible, parezca mejor”. Es decir, preparar acciones para el futuro es un acto perfectamente razonable, aunque no ensoñación visionaria de la razón, o proyección jactanciosa de la autocomplacencia.
Los empresarios y directivos, al tomar decisiones, tratan de optimizar su conducta desde una perspectiva intertemporal, tomando decisiones en un mundo sin certidumbres. En esto influyen dos formas de enfocar la cuestión. Desde las llamadas por el premio Nobel de economía Robert E. Lucas, expectativas racionales, se predice el futuro de acuerdo con la información disponible, lo que contrasta con las expectativas adaptativas que tratan de corregir los errores del pasado.
Equivocadamente, en ocasiones, se supone que la realidad está organizada, y por tanto bastaría con abrir los ojos para percibirla. El desarrollo de los procesos de aprendizaje, de la pedagogía, de la comunicación, nos ayudan a comprender, que para descubrir un fenómeno, una cosa, una organización, un sistema, es necesario reconstruir los elementos del objeto observado de distinta manera. Esto es así porque sólo vemos lo que somos capaces de ver. Y esto es debido a que interpretamos, asignamos significados a los estímulos con la ayuda de nuestros esquemas o modelos mentales. Un esquema es un resumen proporcionado por la experiencia. Constituyen apoyos o caminos que utilizamos para tratar de entender al mundo, aunque estos caminos pueden estar construidos con creencias y asunciones subyacente que pueden tener la capacidad de hacernos avanzar, pero también bloquearnos. Es decir, que va a depender del campo de conciencia del observador.
Como decía Baltasar Gracián, las verdades que más nos importan vienen siempre a medio decir. El prudente debe saber entenderlas. A fin de cuentas, no hay más remedio que elegir. Vivir es saber elegir. A pesar de todo, no son suficientes ni el estudio, ni la inteligencia; habría que añadir el buen gusto y el buen juicio. Porque lo peor es perderse cuando hay que elegir.
Generar pensasmiento estratégico
Nuestra mente es el único instrumento con que contamos para encontrarnos de cara a nuestra autenticidad. Hemos de indagar nuestras verdades. Si este instrumento está atorado o es pusilánime, cuanto de él salga será espurio y mezquino...Hace 356 años el citado más arriba jesuita español Baltasar Gracián recomendaba, en uno de sus aforismos de su universal Oráculo de Arte y Prudencia, la conveniencia de pensar por adelantado, “hoy para mañana e incluso para muchos días. La mayor fortuna se hace con horas de previsión. Para los prevenidos no hay malas contingencias, ni para los preparados hay aprieto.” Y añade: “Con la madurez del pensamiento cuidadoso hay que prevenir el tiempo más riguroso.”
Dando un salto en el tiempo Von Neumann, uno de los padres de las teoría de los juegos, creyó que la predicción meteorológica sería perfecta si se dispusieran de máquinas suficientemente potentes. Precisamente fue un meteorólogo, Lorenz, el que pudo demostrar lo contrario, iniciando con su intento la teoría del caos. El caos es entendido como la existencia de sistemas no lineales, y por tanto, muy sensibles a las condiciones iniciales, de modo que cada pequeña modificación puede alterar el resultado, a lo que también solemos llamar suerte. Una mínima variación, por ejemplo el aleteo de una mariposa, se va ampliando a lo largo del tiempo y puede modificar sustancialmente el panorama a miles de kilómetros.
Quizá parezca una mala noticia el afirmar que los sistemas no lineales, a los que pertenece el mundo económico, son, en su inmensa mayoría, absolutamente impredicibles. Lo curioso es comprobar que, no obstante, contienen un orden a partir del caos. También nos encontramos con la gran paradoja de que el azar y el destino conviven. Por esto, de poco sirve que juguemos a adivinos en un entorno que cada vez nos parece más turbulento. Por tanto, predecir la inflación, los beneficios de la empresa, los resultados del lanzamiento de un producto, es un ejercicio muchas veces frustrante. Las posibilidades de no acertar son mucho mayores que hacerlo. Por eso, cuando se trata de repetir una situación de éxito del pasado, es bastante probable que el resultado no se produzca de igual forma. En el mejor de los casos, lo que se pueden producir son profecías que se cumplen a sí mismas.

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La Planificación por Escenarios
toma
 el relevo a los tradicionales modelos de previsión
incompatibles con entornos caóticos o turbulentos ©(I.1.14)

El mundo económico esta rodeado de un sistema caótico. La teoría del caos, la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad están ayudando a comprenderlo. La planificación escenario funciona de un modo más efectivo como marco para la reestructuración de las percepciones de la dirección empresarial a cerca de las alternativas futuras del entorno

El entorno caótico
La especie humana evoluciona dentro de un entorno, siempre inestable, aunque ahora nos parece más inestable que nunca. En estas condiciones, la curiosidad es una herramienta insustituible para sobrevivir.
Ahora sabemos que no existe ninguna verdad absoluta, ninguna teoría completa, unificada, que nos permita predecir las cosas que vienen, ni en el universo ni en la vida cotidiana. Los fenómenos de la naturaleza tienen una gran cantidad de accidentes, en último término cuánticos. Existen multitud de factores debidos al azar. Esto es lo que percibimos de la evolución biológica. El mundo es parcialmente ordenado pero también parcialmente desordenado., En parte regular y en parte caótico y aleatorio. Se trata de comprender ambos aspectos. Ni la evolución biológica ni la cultural son previsibles. No todo lo que ocurre en el mundo es reducible a principios.
La ciencia y la tecnología están empujando con fuerza el futuro. Esto significa, más que nunca, evolución. Debemos estar en una reorientación constante. Necesitamos renovarnos continuamente si queremos seguir participando. Lo que no debe interpretarse como dejarse llevar, adaptarse a cualquier tipo de cambio de forma indiscriminada. El sentido común, la razón y las experiencias personales, deben ayudar a señalar la dirección a la que se quiere ir. Hay que escoger el rumbo, y aunque es verdad que dentro de su libertad el ser humano está condicionado, existe la posibilidad de encontrar futuros libres sobre los que se puede actuar.
El término teoría del caos sirve para que los científicos describan una serie de fenómenos, comportamientos, sean físicos o biológicos, en apariencia fortuitos. Un análisis más detallado demuestra que responden a una norma, y a veces a una serie de ellas, nada casuales, aunque para los no introducidos responda más a la imagen de desorden.
El mundo económico también está rodeado del sistema caótico y por ello no es posible predecir su comportamiento. Sin embargo, todavía se puede comprobar como, en algunos casos, se sigue viendo a la economía como algo sujeto a sistemas mecanicistas propios del siglo XVII. Estos son los hijos de Newton, Descartes o Adam Smith. Es como si todo lo relacionado con el mundo económico ignorara las tres grandes innovaciones de este siglo: la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica o la teoría del caos.
No obstante, carece de sentido decir que no se pude dirigir en tiempos caóticos. Una afirmación de este tipo más bien refleja una renuncia a analizar acciones, estrategias y oportunidades de estos tiempos, de los que sólo podemos asegurar que son difíciles. En estas circunstancias, lo primera tarea de los responsables de dirigir empresas es la de asegurar la capacidad de sobrevivir, maximizar las oportunidades y adaptarse al cambio.
Esa renuncia a marcar el rumbo y dejarse llevar, nos recuerda un episodio del frecuentemente citado libro, en situaciones relativas a la dirección de empresas, de Lewis CarrollAlicia en el País de la Maravillas. Alicia le preguntaba al Señor Minino: “¿Podría usted indicarme la dirección que debo seguir desde aquí? Eso depende, le contesto el gato, de adonde quieras llegar. No me importa adonde, empezó a decir Alicia. En ese caso, contesto el Señor Minino, tampoco importa la dirección que tomes, con tal de llegar a algún lado.”
Hoy no es suficiente con hacer las cosas adecuadamente: la alta dirección debe saber llevar a cabo la acción más adecuada, formular un programa, dirigir a través de problemas estratégicos que ensombrecen el horizonte de sus empresas. ¿Nos asociamos o no con aquel competidor? ¿Ponemos en marcha la fabricación del nuevo semiconductor? ¿Sustituimos el cobre por la fibra en nuestra red, o esperamos y ahorramos millones de pesetas? Preguntas de este tipo constituyen la gran confusión de los problemas. Cualquiera que sea nuestra postura ante esta confusión de problemas, que con frecuencia puede representar la muerte o la continuación de una organización, nos llevará años saber si nuestras decisiones fueron acertadas o no.
Pero todavía más. Los problemas planteados por esta gran confusión no admiten el análisis tradicional. Resulta sencillamente imposible, descubrir el camino que nos lleve a encontrar una decisión acertada frente a las incertidumbres. Cada vez que nos enfrentamos a este tipo de situaciones de confusión, estamos ante un profundo dilema: cómo establecer el equilibrio entre predicción (en la creencia de que podemos anticipar estas incertidumbres, cuando en realidad no es posible) y parálisis, dejando que las incertidumbres nos congelen en la inactividad.
La alta dirección de las grandes empresas que se encuentran, con frecuencia, ante este tipo de dilemas, además deben soportar el peso adicional de que de sus decisiones depende el sustento de miles de personas. El cliché típico es que ante estas situaciones se sienten solos en la cumbre. Para la mayoría de estos directivos el problema se agranda por que se sienten confusos ante lo que perciben en su entorno. A pesar de todo, y como nos pasa a todos, la dirección empresarial debe tomar decisiones, y de hecho las está tomando en estos tiempos. Como sabemos, la marcha de este mundo turbulento, no va a esperar a que tengamos delante las certidumbres.

EL MAL USO DE LAS UNIDADES ESTRATÉGICAS DE NEGOCIO 4/4


Consideraciones financieras en el uso de las UENs: la función financiera como sistema total
En toda empresa podemos distinguir las tres funciones básicas de la actividad empresarial: comprar, producir y vender. A cada una de ellas le corresponde una diferente función que las diferencia, pero en todas ellas se realiza una combinación de trabajo humano, equipo técnico que hace que la empresa sea una unidad. Frente a los tres citadas funciones del proceso productivo, se contrapone otra de carácter muy distinto, como es el sector financiero. En términos estrictos, el sector financiero no se puede considerar un cuarto sector, porque no se integra plenamente en la interdependencia funcional que caracteriza el proceso real de producción, distinto al proceso monetario.
Los productos que crea la empresa, ya sean bienes o servicios, no pasan por el sector financiero. Este sector no aporta nada inmediato a la creación del producto o a su colaboración en el mercado. Sin embargo, el proceso financiero es el medio necesario para que se lleve a cabo el proceso de producción. Por esto, la esfera financiera está presente en todas las fases del proceso, desde la entrada de bienes hasta la salida al mercado, después de sufrir las correspondientes transformaciones.
El énfasis puesto por las UENs en su orientación al mercado (la última fase del proceso, la venta), es debido a la extensión del la cultura del marketing en cuanto que las empresas fabrican lo que venden y no al revés. La empresa dividida en UENs, deberá ser dirigida como un portafolio de negocios, de modo que cada unidad de negocio atiende a un segmento del producto/mercado claramente definido, con ayuda de una estrategia específica para cada UEN. Por tanto, desde el punto de vista financiero, al conjunto de negocios pertenecientes al portafolio, habrá que asignarle los recursos de capital correspondientes, de cuerdo con los intereses de la empresa, pero como un todo, con objeto de alcanzar un crecimiento equilibrado, no solo en ventas, sino en beneficios, frente a un nivel de riesgo aceptable.
La adaptación a los cambios del mercado ha hecho que se considere preferible que la organización de la presencia de la empresa en el mercado esté hecha en torno a la clientela, ya que tienden a ser más independientes que las unidades basadas en el producto. La nueva orientación del marketing está en diferenciar clientes más que diferenciar productos, porque las estrategias orientadas a desarrollar la relación con los clientes son más beneficiosas al resultar más permanentes y estables que la de los productos que cada vez son más inestables y pasajeras.
Si se observa la cuestión desde el lado de la rentabilidad, también la organización con base a clientes, o sea las UENs, presenta más ventajas que en base al producto. En la medida que la rentabilidad de los productos se suele medir en términos de margen de los recurso financieros aportados por la empresa tomados como un “pool”, con frecuencia dicho coste es una cifra artificial, lo que dificulta su control, por lo que resulta menos adecuada para medir y fijar objetivos. Al establecer las UENs (por clientes), no hay necesidad de hacer cálculos artificiales a efectos de la rentabilidad, ya que los recursos generados por cada UENs permite gestionarlos como un portafolio de negocio. En aquellos casos en los que se detrajeran fondos de una UEN a otra por razones de superávit o déficit, hará falta establecer una transferencia artificial, mediante la creación de un mercado interno.
En resumen, la organización en unidades estratégicas, desde el punto de vista financiero, facilita la evaluación de la rentabilidad por grupos de clientes, como complemento muy conveniente a la rentabilidad por productos. Esto permite aplicar políticas de desarrollo selectivo por grupo de clientes
Un programa financiero óptimo, en el sentido estricto de la expresión, no se puede determinar sucesivamente, sino de un modo simultáneo. Solo es posible una armonización entre las necesidades de capital y su cobertura dentro del marco del sistema total, interdependientemente de cobros y pagos. Es decir, son una serie de cobros y pagos, y no relaciones de balance, las que han de concentrar la atención de las personas responsables de la dirección financiera. Esto es así porque el objetivo del plan financiero es el que coordinar la serie de cobros y pagos en el curso del tiempo, de modo que estén en armonía con el volumen de negocio actual y planeado, con la rentabilidad que se busca, con la situación del riesgo y con las necesidades financieras de la empresa. Esto sólo es posible cuando el plan tiene en cuenta la relaciones de interdependencia de toda la actividad empresarial.
La orientación de las unidades de negocio en su gestión como portafolios, no significa la pérdida de la planificación integrada de las relaciones financieras, que exige que se pueda actuar lo mismo en el sector de bienes que en el sector financiero, con el fin de coordinar entre sí las necesidades de capital y de fondo de capital. Esta exigencia de la planificación financiera excluye, por tanto, la adopción unilateral de las necesidades de capital por parte de las distintas unidades como empresas separadas. En esta armonización de las necesidades de capital y de fondo de capital, se puede ver la tarea específica de la dirección financiera de la empresa. Es la que está intimamente vinculada con la determinación de los grandes objetivos de la política de la empresa, bien sean dentro de la estrategia básica o de las estrategias de las UENs.
La conclusión es que se delegan los procesos productivos y de ventas a las UENs, aunque no la función financiera. Esto es coherente con el propósito de unidad de doctrina que imprime la existencia de una estrategia básica, que cuenta como herramienta fundamental, el control centralizado de la función financiera.

EL MAL USO DE LAS UNIDADES ESTRATÉGICAS DE NEGOCIO 3/4


Conexiones de las capacidades básicas con las UENs
La arquitectura estratégica es un buen instrumento para comunicar con los clientes, con las capacidades básicas y con otros grupos externos. Una buena arquitectura estratégica será aquella que sepa compaginar la utilización de las UENs, para las acciones orientadas al mercado, con el reconocimientos de las capacidades básicas y su desarrollo dentro del grupo. Si no se reconocen y concilian las capacidades básicas, cada una de las UENs perseguirán solamente aquellas oportunidades de innovación que estén más a mano, ampliaciones marginales de la gama de productos o expansiones geográficas. Las oportunidades híbridas, los nuevos productos de la multimedia, quedarán fueran de su control estratégico. Como mucho se podrá intervenir en la elaboración de productos finales, clónicos, o en la distribución de productos básicos. Concebir la organización desde el punto de vista de las capacidades básicas ensancha el campo de la innovación.
Lo que ha ocurrido en los últimos años es que los tres planos en los que se libran las batallas por el liderazgo mundial son los de las capacidades básicas, los productos básicos y los productos finales. Es fundamental hacer esta distinción entre capacidades básicas, productos básicos y productos finales, ya que para cada uno de estos niveles se requieren planteamientos estratégicos competitivos diferentes. Por tanto, cada grupo empresarial debe saber si esta ganando o perdiendo en cada plano. La responsabilidad de diseñar una arquitectura estratégica obliga a la organización a identificar las conexiones de las capacidades básicas con las UENs, lo que proporcionará una clara ventaja competitiva. Los productos básicos son los componentes o subconjuntos que realmente contribuyen al valor de los productos finales. Los procesadores de Intel son un ejemplo de productos o componentes básicos, que actúan de enlaces clave de las técnicas de diseño y desarrollo, lo que, en definitiva, origina una proliferación de productos finales.
Empresas, como Kodak, Philips, Intel, 3M, Black & Decker, Canon, Honda, NEC, etc., han creado barreras de entrada mundiales, protectores de la marca, al producir multitud de productos partiendo de sus capacidades básicas. Esto ha permitido, a cada una de sus UENs, crear imagen, fidelidad del cliente y acceso a los canales de distribución. Para mantener el liderazgo en las áreas elegidas de capacidades básicas, las empresas tratan de llevar al máximo su cuota de fabricación en productos básicos. Cuando una empresa multiplica el número de campos de aplicación en productos finales para sus productos básicos, puede reducir el coste, el tiempo y el riesgo en el desarrollo de nuevos productos. La mayoría de las empresas que son líderes en tecnología, no pasan de cinco o seis el número de capacidades básicas en las que se basan. Por ejemplo, Canon, produce más de 20 productos básicos, fruto de la conexión y combinación inteligente de sólo 3 capacidades básicas: mecánica de precisión, óptica fina y micro electrónica. Dichos productos básicas son luego componentes críticos de miles de productos finales montados o distribuidos por empresas ajenas a Canon.
En arquitectura estratégica, a la empresa con UENs se la concibe como un gran árbol. El tronco y las ramas mayores los forman los productos básicos, las ramas menores son las UENs; las hojas, flores y frutos son los productos finales. Las raíces que proporcionan el alimento, el sustento y la estabilidad están constituidas por las capacidades básicas. Solamente si a la organización se la concibe como una jerarquía de capacidades básicas, de productos básicos y de UENs, tal como refleja el gráfico siguiente, centradas en el mercado, será capaz de crear ventajas competitivas.
A la vista de la situación actual, se puede afirmar que es muy difícil evaluar, por anticipado, la pérdida de potencialidades que puede suponer no desarrollar capacidades básicas. Dado que las capacidades básicas se crean a través de un proceso de mejora continua que puede llevar más de diez años, la empresa que no opte por invertir en el desarrollo de dichas capacidades, le resultara muy difícil entrar en mercados emergentes, salvo que se contente con elaborar productos clónicos o servir simplemente de canal de distribución.
La reingeniería consolida el enfoque iniciado por las UENs
Schumacher, en su conocido libro "Small is beautifull", decía que todos hemos sido educados en la idea de las economías de escala, según las cuales las industrias y las sociedades (también las naciones), están implicadas en un movimiento irresistible, dictado por la economía moderna, que empuja a cada unidad a desarrollarse cada vez más. Por tanto, el crecimiento regular de la empresa ha sido visto como objetivo deseable, frente a la incertidumbre de opciones que podían implicar cambios en los equilibrios internos. Habiendo llegado la gran empresa a una situación de dominio de los mercados, los dirigentes se apoyaron, para sus cálculos, en la confianza que proporcionan las posiciones de supremacía. Minusvaloraron los riesgos de la competencia, y no se supo prever la evolución coyuntural y sus consecuencias. En esa época, al ser el mercado muy amplio, absorbía, sin dificultad, sus posibles errores. Se podía actuar a niveles especulativos, de tanteo, con el apoyo básico de la tecnoestructura. Pero también prescindiendo de la misma. Y aquí empezó el problema. Se olvidó que solo la sinergia con el medio ambiente empresarial, puede permitir a las grandes firmas una reacción oportuna en momentos desfavorables.
En su momento, con la división del trabajo lo que se hizo fue parcelar el trabajo en tareas, diluyendo con ello el poder y la responsabilidad, a través de burocracias masivas. Sin embargo la realidad a la que tienen que enfrentarse hoy las empresas, hace que los viejos esquemas de Adam Smith sencillamente no funcionen. Súbitamente nos encontramos en un mundo distinto, en el que la actual crisis de competitividad global que afrontan las empresas, no es sólo el resultado de una recesión económica temporal, ni de un punto bajo del ciclo de los negocios.
Los señores Michaele Hammer y James Champy parece que han tenido suerte al ponerle nombre a un problema que se viene haciendo patente desde hace años. El término reingeniería es el tema de moda y, por tanto, se corre el riesgo de que se aplique a cualquier cosa, aunque no tenga nada ver con la cuestión. Pero aparte de oportunismos, creo que el problema que aborda el libro, publicado en Estados Unidos a finales del año 1993 con el título "Reingeniería de la empresa: un manifiesto para la revolución de los negocios", es oportuno.
En esencia, la cuestión planteada por la reingeniería es la siguiente. Los principios elaborados hace más de dos siglos, han dado forma a la estructura, la administración y el desempeño de los negocios durante los siglos XIX y XX. Las compañías actuales se constituyen como silos funcionales, estructuras verticales, construidas sobre las estrechas piezas de un proceso. Los que toman parte en un proceso, miran hacia dentro de su propio departamento y hacia arriba, donde está el jefe. Pero nadie mira hacia fuera, donde esta el cliente. Los actuales problemas de rendimiento que experimentan las empresas, son la consecuencia inevitable de la fragmentación del proceso. En la era pos industrial de los negocios en que estamos entrando, las corporaciones se fundarán, y se construirán, sobre la base de reunificar esas tareas en procesos coherentes.
En la reingeniería de negocios, los viejos títulos y formas organizacionales - departamento, divisiones, grupos, etc. - dejan de tener vigencia. Los citados autores sostienen que ha llegado el momento de descartarlos totalmente y adoptar unos nuevos. Durante más de cien años correspondieron a la demanda, siempre creciente, de productos y servicios para un mercado masivo. Para ilustrar lo que se quiere decir, echemos un vistazo a un proceso cualquiera. Cada uno es responsable, a través de una cadena de mando burocrática. Sin embargo, las empresas deben aceptar, en primer lugar, que ninguna persona de la empresa supervisa todo el proceso y sus resultados, y nadie es responsable de él. De los que toman parte en el proceso, no hay ninguno que pueda decirle, al cliente, dónde está su pedido y cuando le llegará. El proceso está sujeto a errores.
Ante esta situación, las empresas tienen que estar dispuestas a mirar más allá de departamentos funcionales, fijarse en los procesos, cosa nada fácil para corporaciones que durante muchos años se han apegado al método tradicional de organización. Por proceso se quiere decir, una serie de actividades que, tomadas conjuntamente, producen un resultado valioso para el cliente. Por ejemplo, desarrollar un producto nuevo y crear valor añadido para el cliente. En definitiva, se trata de evitar, como ocurre en las estructuras fraccionadas tradicionales, que todo el mundo sólo vea trozos estrechos del mercado, y nadie vea al cliente globalmente.
Pues bien, la aparición de la UENs, en el contexto de una arquitectura estratégica que tenga en cuenta las conexiones de las capacidades básicas, según lo dicho anteriormente, se anticiparon a la situación problemática que plantea, en mi opinión acertadamente en términos generales, la reingeniería de los negocios. Como se vio al principio, las UENs integran todas las funciones mediante una estrategia. El responsable de una UEN, como director de mercado, diferencia clientes porque mira hacia fuera. Salvo equívocos de considerar falsas UENs (realidad serían divisiones de producción), el responsable de una UEN supervisa todo el proceso y sus resultados, haciéndose responsable de él. Por tanto, en contra de la opinión de algunos críticos, la corriente de opinión creada en su día con la reingeniería, consolida el enfoque iniciado hace más de 25 años con la utilización de las UENs, además de constituir una pieza fundamental en la arquitectura estratégica